Emaús. Domingo 4º de Pascua (C)

Emaús era una aldea cercana a Jerusalén en la que dos discípulos tuvieron la experiencia de encontrarse con el Señor resucitado al meditar las Escrituras y al partir el Pan (Lucas 24,13-35). Es la misma experiencia que nosotros queremos tener en cada una de nuestras reuniones dominicales. Emaús es una hoja impresa que usamos en las celebraciones dominicales y festivas en nuestras tres parroquias. Aquí la tienes también accesible para ti, si no puedes, por algún motivo, acudir a la iglesia.

Escucha la Palabra

Primera lectura (Hechos de los Apóstoles 3,14.43-52)

Pablo y Bernabé tienen ansias de evangelización. Quieren predicar a Cristo a todos los pueblos y en todas las culturas. Esto les supone extraordinarias gratificaciones y no pocas persecuciones. Ellos confían porque se sienten enviados por Dios. Pueden, sí, amenazarles y encadenarles, pero la Palabra de Dios no está encadenada. Serán insultados, pero cada insulto les estimula más. Serán desterrados, pero por una puerta que se les cierra, se les abren mil. No es fácil de comprender el rechazo de la luz.

EN aquellos días, Pablo y Bernabé continuaron desde Perge y llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
Muchos judíos y prosélitos adoradores de Dios siguieron a Pablo y Bernabé, que hablaban con ellos exhortándolos a perseverar fieles a la gracia de Dios.
El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Salmo responsorial (Salmo 99)

SOMOS SU PUEBLO
Y OVEJAS DE SU REBAÑO.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Segunda lectura (Apocalipsis 7,9.14b)

Los perseguidos por el nombre de Cristo reciben gracia en esta vida y gloria en la otra: vestiduras blancas y palmas en las manos, signos de victoria. Acompañarán a Cristo, Cordero y Pastor. Él los defiende, los consuela, les da a beber de las fuentes de agua viva; cada sorbo de agua, un aumento de amor y de alegría.

YO, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo.
El que se sienta en el trono acampará entre ellos.
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.
Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos».

Evangelio (Juan 10,27-30)

El pastor ha de ser humilde y bueno, pero ha de ser también inteligente y valiente, capaz de dirigir y defender a las ovejas. El pastor está dotado de toda la fuerza que le viene de Dios. Todo lo que tiene el Padre se lo comunica al Hijo. Están enteramente unidos, no hay diferencias, son uno.

EN aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre somos uno»..

Vive la Palabra

Pastor Bueno

Dios quiso llamarse a sí mismo Pastor. En aquella cultura agrícola significa un ideal de amor humilde, responsable y generoso. Surge en dialéctica contra los que, considerándose pastores, no eran buenos, sino aprovechados y desinteresados.
Jesús se presenta como modelo de pastor, en un marco de victoria y alegría pascual. Veamos alguna pincelada de esta imagen.

• Un pastor alto de talla. Alto de miras, alto de ideales, alto de promesas y exigencias. El Pastor se puso en alto para mirar mejor a su rebaño y para que pudiera ser visto mejor por sus ovejas «mirarán al que traspasaron» (Za 12, 10). Se puso en alto para elevar la mirada de cuantos creen en él.

• Un pastor de brazos abiertos. Se prolongan como un arco iris con el deseo de abrazar a todos sus seguidores. Se extienden indefinidamente para que nadie quede fuera. Quieren abrazar a todo el mundo, un abrazo ecuménico, cósmico, universal. La cruz es el sacramento del abrazo. No quiere el pastor divisiones y guerras en su rebaño.

• Un pastor de manos delicadas y fuertes. Delicadas a la hora de curar heridas o lavar los pies. Fuertes a la hora de romper ataduras o defender a los débiles: «Nadie los arrebatará de mi mano». Manos amistosas y generosas, su toque es acariciante, como cuando bendecía a los niños; se desgastaban en la multiplicación de los panes y en el servicio; ahora, clavadas en la cruz, nos ofrecían su perdón.

Ora con la comunidad

Dios Padre de misericordia,
que has dado a tu iglesia el gozo inmenso
de la resurrección de Jesucristo;
concédenos también
la alegría eterna del reino de tus elegidos,
para que así el débil rebaño de tu Hijo
tenga parte en la admirable victoria de su Pastor.
Que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

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