Emaús era una aldea cercana a Jerusalén en la que dos discípulos tuvieron la experiencia de encontrarse con el Señor resucitado al meditar las Escrituras y al partir el Pan (Lucas 24,13-35). Es la misma experiencia que nosotros queremos tener en cada una de nuestras reuniones dominicales. Emaús es una hoja impresa que usamos en las celebraciones dominicales y festivas en nuestras tres parroquias. Aquí la tienes también accesible para ti, si no puedes, por algún motivo, acudir a la iglesia.
Escucha la Palabra
Primera lectura (Éxodo 17,8-13)
La plegaria sin desfallecimientos de Moisés en la cima del monte está en relación directa con la lucha que los ejércitos israelitas sostienen contra las tropas de Amalec. Una oración insistente, ¿para qué? Para una victoria en el campo de batalla.
Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; entretanto, Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte.
Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec. Y, como le pesaban los brazos, sus compañeros tomaron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras, Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así resistieron en alto sus brazos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a Amalec y a su pueblo, a filo de espada.
Salmo responsorial (Salmo 120)
QUE HIZO EL CIELO Y LA TIERRA.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Segunda lectura (2 Timoteo 3,14-4,2)
La Palabra de Dios es el equipamiento del creyente. Sirve para instruir, para reprender, para animar. Pablo dice que Timoteo conoce la Escritura desde pequeño. ¿Se puede decir de nosotros lo mismo?
Permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena. Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su manifestación y por su reino: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina.
Evangelio (Lucas 18,1-8)
La insistencia del ruego de la viuda burlada por el juez injusto acaba por poner las cosas en su derecho. Una oración machacona, ¿para qué? Para conseguir que el derecho de los pobres sea respetado. No hay, pues, ni un atisbo de evasionismo en la lectura del Éxodo. No lo hay en esta página del evangelio. Porque no se trata con la oración de encomendar a Dios lo que es privativo de nuestro empeño.
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»., ¿encontrará esta fe en la tierra?»
Vive la Palabra
Orar y trabajar
Lucas muestra a Jesús orando en todos los momentos decisivos de su vida y enseñando a orar. Jesús tiene siempre levantado el corazón y la mirada hacia el Padre, le da gracias continuamente, lo ve en todas las cosas. La oración es el clima normal de su vida: hablar con Dios, estar con Dios, sentir a Dios, escuchar a Dios, agradecer a Dios.
Jesús utilizaba parábolas, hacía comparaciones, narraba la vida cotidiana, de modo que sus oyentes podían caer en la cuenta de que Dios estaba a su lado y de su lado.
Entre el abandono desesperado de quien no ve futuro y la visión mágica de quien ingenuamente cree que sólo es cuestión de rezar, Jesús insiste en la oración vital y en el esfuerzo humano. En la confianza y en la esperanza activa y decidida.
No se trata de usar a Dios para lo que me gusta, para lo que creo que me conviene o me interesa, sino de usar la vida —me vaya mejor o peor— para servir a Dios.
Jesús alaba la fe de la viuda con deseos de justicia, que lucha, insiste, ruega y exige. La hace beneficiaria de la Justicia de Dios, sanador y salvador. La injusticia sigue estando vigente en nuestro mundo donde muchas personas sienten una total indiferencia ante sus problemas y necesidades.
La fe no es auténtica ni dada para siempre si no se alimenta, madura y crece…, tanto por la oración como con el compromiso con el mundo y con la vida.
Creer es vivir según el Evangelio. Creer es hacer lo que dice y hace Jesús, vivir la presencia, el diálogo, la confianza, el compromiso, el abandono en él. Porque no se puede vivir la fe sin un compromiso con la justicia.
Ora con la comunidad
Concédenos, Padre,
entregarnos a ti con todo el corazón
y servirte con fidelidad, sirviendo a los hermanos.
Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.