Por cuarto mes consecutivo, el sábado veintinueve de enero nos reuníamos distintos miembros de las tres comunidades parroquiales de Bailén para seguir sintiéndonos Iglesia viva y partícipes de la misión que Cristo nos encomienda. Somos discípulos misioneros y hemos de ser testigos del evangelio y miembros vivos del cuerpo de Cristo.
De forma gráfica comenzábamos nuestro encuentro uniéndonos con hilos que representaban el amor, la fe y la esperanza que nos unen como miembros de la Iglesia y que nos recordaban la necesidad que tenemos unos de otros. Ojalá que mantengamos siempre vivos estos lazos que nos mantienen unidos entre nosotros y con Cristo y que cada uno comprendamos que somos totalmente corresponsables en este devenir histórico de la Iglesia.