Así es como hemos querido llamar a esta nueva experiencia a oración, que os ofrecemos a partir de ahora, semana tras semana.
El Salmo 27, que comienza con las palabras «El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?”, es una expresión profunda de la relación entre el creyente y Dios. En sus versículos, podemos encontrar una serie de emociones y actitudes que son comunes en la experiencia espiritual humana. El salmista comienza declarando su confianza en Dios como su luz y su salvación, lo que sugiere una firmeza en medio de las dificultades y los desafíos de la vida. Esta confianza en Dios como guía y protector es un tema recurrente en los salmos.
La frase «Buscad mi rostro”, que parece en el versículo 8, es una invitación a buscar la presencia de Dios y tener comunión con Él. Refleja el deseo de estar cerca de Dios, de conocerlo y experimentar Su amor y gracia. Esta búsqueda de la presencia de Dios es un anhelo común en la espiritualidad, ya que muchas personas buscan una relación más profunda con lo divino.
Por eso hemos querido llamar a esta experiencia de oración, con la respuesta a esa invitación que nos hace el Señor: “BUSCO TU ROSTRO”. Porque, semana tras semana, un rato de oración sereno delante del Santísimo, eso es lo que queremos ofrecer, para el disfrute de todo el que necesite ese encuentro cercano con el Maestro.
Esta iniciativa tendrá lugar a partir de ahora todos los martes, con una duración de 1 hora y rotando por trimestres por cada una de nuestra parroquias. Por eso motivo, los martes únicamente habrá misa, a las 19:00 horas, en la parroquia en la que corresponda celebrar el “Busco tu Rostro” y a continuación, de 19:45 a 20:45 horas, disfrutaremos de este espacio para el encuentro personal con el Señor.
Porque sabemos que es imposible la conversión pastoral que nos proponemos a nivel de la Iglesia Universal y de nuestra Diócesis, sin una conversión personal. Y es imposible una conversión personal y la reforma de estructuras que necesitan nuestras parroquias, sin el “tú a tú” con el Señor. Como decía el Papa Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una idea, sino por un encuentro con Jesucristo”. Esto implica que la fe cristiana se manifiesta y se fortalece a medida que una persona experimenta el amor, la misericordia y la gracia de Cristo en su vida cotidiana.
Otros motivos nos llevan también a poner en marcha este “espacio sagrado”. El 2024 será el Año de la Oración, siguiendo la propuesta del Papa Francisco. En el marco de la preparación del Jubileo, se invita a las diócesis a promover la centralidad en la oración individual y comunitaria. Además, para vivir mejor este año, el Dicasterio para la Evangelización publicará una serie de “Apuntes sobre la oración”, para volver a poner en el centro la relación profunda con el Señor, a través de las múltiples formas de oración contempladas en la rica tradición católica.
En la “Carta convocatoria del Jubileo 2025” animó a prepararnos para el próximo Jubileo mediante la oración para «recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo». El Papa invita a los fieles a unirse en una oración que permita dirigirnos «al único Dios, para expresarle lo que tienen en el secreto del corazón. Oración como vía maestra hacia la santidad, que nos lleva a vivir la contemplación en la acción». De este modo, el Santo Padre nos pide que el año precedente al Jubileo sea «un año intenso de oración, en el que los corazones se puedan abrir para recibir la abundancia de la gracia, haciendo del «Padre Nuestro», la oración que Jesús nos enseñó, el programa de vida de cada uno de sus discípulos”.
Esperamos que este tiempo semanal de oración sea un lugar de encuentro de todos los que buscamos sinceramente al Señor en nuestras tres Comunidades Parroquiales de Bailén, porque el gran protagonista de nuestra vida, de la vida de la Iglesia y de todos los cambios que están por venir, es únicamente Él.
¡BUSQUEMOS JUNTOS!