Plan pastoral diocesano para el curso 2016-2017

EN CAMINO HACIA EL SUEÑO MISIONERO DE LLEGAR A TODOS (EG 31)
Plan Pastoral Diocesano 2016-2017
Diócesis de Jaén

Presentación del Plan Pastoral

Queridos diocesanos: Me produce cierta emoción presentaros el primer Plan Pastoral que se publica siendo Obispo de la Diócesis. Es verdad que por el poco tiempo que hace de mi llegada entre vosotros, no he podido participar como hubiera deseado en el proceso diocesano de elaboración. Esto hace que me sienta agradecido a quienes han participado con tanta dedicación y esmero en su elaboración, y en especial que se haya concebido inspirándose en el de la Conferencia Episcopal Española «Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo».

Por mi parte, desde el primer momento, además de agradecer esta ayuda, entendí que empezar mi ministerio episcopal con una Plan de Pastoral que orientase una revisión diocesana, en orden a una conversión y renovación pastoral, era estar en línea con el camino que nos señala el Papa Francisco en Evangelii Gaudium. Es por eso que me pareció lúcido que el documento que hoy todos tenemos en nuestras manos se mueva en torno a este objetivo general: «Poner en estado de misión permanente a la Iglesia Diocesana, y animar a las comunidades y a los evangelizadores para que con sus vidas irradien la alegría de Cristo que ellos han recibido».

Se trata de un objetivo de un evidente alto alcance, por eso entendí que para todos nosotros debería ser el punto de partida de un planteamiento pastoral para los próximos años. De ahí que, del mismo modo que me pareció adecuado el objetivo, también consideré que este deseo de futuro que señala, no podía tener un mejor primer paso, que no fuera el de conocer a fondo dónde estamos, qué hacemos, cuáles son los criterios, las actitudes y las acciones que ya realizamos, las que están en esa línea evangelizadora, pero también aquellas que son un síntoma claro de que estamos necesitando una profunda conversión espiritual y pastoral. Por eso este Plan de acción nos va a pedir también que nos preguntemos en qué tenemos que cambiar y, sobre todo, qué objetivos y qué acciones hemos de introducir en la pastoral diocesana, para que realmente lleguemos a ser una Iglesia «en salida».

Nada de esto podemos llegar a saberlo, si no hacemos una profunda revisión, partiendo de una mirada al mundo en el que vivimos y a la realidad pastoral de nuestra Diócesis de Jaén. Es por eso que la intuición de hacer un plan anual, para entrar en un periodo de revisión, me parezca no sólo oportuna sino también necesaria. Entiendo que este año nuestro Plan nos pone a todos en búsqueda, se trata de una llamada a las comunidades parroquiales y, en ellas, a todos los sectores y grupos, a mirar a su entorno, el más lejano y el más cercano, para conocer el mundo en el que se evangeliza; pero también es una invitación a que todos nos preguntemos si nuestro modo pastoral de actuar es o no es aquel con el que realmente hemos de estar al servicio del mundo. Por tanto, es un año para la revisión, en el que os pido a todos que con sinceridad de corazón y con espíritu de conversión espiritual y pastoral, entremos a fondo para una análisis de nuestra realidad y siempre con la mirada en el anuncio de Jesucristo.

Os prometo que lo que hagáis entre todos, a partir del trabajo en cada una de las comunidades, también entre todos, lo utilizaremos como una imprescindible herramienta para proyectar un camino que nos lleve a ser, aún más de lo que ya lo somos, una Iglesia de discípulos misioneros del Señor. Para que esto sea posible, os invito a que acojáis con afecto pastoral el Plan que se os presenta y a que busquéis juntos el mejor modo de trabajar en nuestras comunidades en torno a él a lo largo de este curso pastoral. Iréis recibiendo indicaciones concretas que orienten el camino a seguir, además de las que ya contiene el propio Plan.

Para orientar el espíritu de esta tarea que se os pide, ejerciendo la responsabilidad que me compete como Obispo, he escrito una carta pastoral, en la que, en tres capítulos y un apéndice, intento orientar la reflexión para la conversión pastoral que se nos pide a todos. Su título es «En camino hacia el sueño misionero de llegar a todos» (EG 31). Considerad esta carta como mi reflexión, con mucho de oración, hecha para que la compartamos todos; y naturalmente siempre abierta a vuestra creatividad y buen espíritu. Consideradla como una introducción y comentario al Plan Pastoral 2016-17, como dice el subtítulo.

De esta propuesta que os hago, sólo espero que confiéis en el Señor y que confiéis también en mí, sobre todo porque es, insisto, el primer paso de un camino para un sueño común, el de ser una Iglesia en estado permanente de misión.

Pongamos nuestro Plan Pastoral en el corazón maternal de María Santísima, la Virgen de la Cabeza, y miremos con corazón fraterno a los santos y santas de nuestra Iglesia diocesana, para que ellos nos guíen, por el camino de búsqueda de la santidad que, como podéis comprobar, nos es imprescindible para entrar de lleno en un sueño misionero que tiene su origen en el corazón de Cristo, en el que nace y renace la alegría. Con mi afecto y bendición.

+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Jaén

Objetivo general

Poner en estado de misión permanente a la Iglesia Diocesana, y animar a las comunidades y a los evangelizadores para que «con sus vidas irradien la alegría de Cristo que ellos han recibido».

Partiendo de la Carta Pastoral del señor obispo D. Amadeo Rodríguez Magro bajo este mismo título y que pretende reflejar la llamada del Papa Francisco a entrar «en estado permanente de misión» (EG 25), y teniendo también como finalidad el acercar el actual Plan de la CEE cuando afirma: «Deseamos aprender a vivir como una Iglesia en salida, que sale realmente de sí misma para ir al encuentro de los que se fueron o de los que nunca han venido y mostrarles al Dios misericordioso revelado en Jesucristo», se abre ahora un nuevo Plan Pastoral Diocesano (PPD) para el curso 2016-2017 basado en la propuesta de una verdadera revisión tanto de la realidad que nos rodea, como de la tarea pastoral que se viene realizando, dos condiciones previas para entrar en un estado de misión permanente a nivel diocesano.

Así pues, este PPD contiene dos bloques de trabajo que marcan todo su desarrollo:

1. Ver la realidad que nos rodea.
2. Analizar la realidad pastoral que se está llevando a cabo.

Los criterios generales de la revisión en torno a una verdadera conversión pastoral se pueden encontrar en los números 1 al 15 de la EG. Se refieren a «las actividades pastorales y las costumbres ordinarias que ya no prestan hoy el mismo servicio que antes en orden a la transmisión del Evangelio» (Plan CEE pag. 40).

Esta visión se puede complementar con la mirada que se expresa en el capítulo I de la Carta Pastoral titulado: «Algunos acentos para el Plan de Pastoral».

Todas las parroquias de la Diócesis, junto con los diversos grupos cristianos, están llamadas para ir desarrollando este trabajo a lo largo del curso que comienza, porque lo que está en cuestión es un análisis de los signos de los tiempos que se dan hoy.

Esta labor ha de ser llevada a cabo propiciando «reuniones y encuentros de reflexión para analizar las exigencias de la evangelización hoy: diagnóstico, contenidos, estructuras, actitudes, métodos, experiencias existentes, cambios necesarios etc.», como bien señalan nuestros obispos.

Primera parte: ver la realidad que nos rodea

Para trabajar el primer bloque que consiste en hacer una mirada a la realidad desde unos criterios misioneros que superan la estricta visión estadística o sociológica, conviene situarse en los planteamientos que se expresan en el número 31 de la EG, resumidos con la expresión recogida en el título del PPD: «el sueño misionero que llega a todos». Como itinerario metodológico concreto en esta parte se propone:

1. Leer y comentar en grupos los diez rasgos que señalan nuestros obispos en el capítulo I del Plan Pastoral de la CEE, «Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo», que se titula concretamente: «Una mirada compasiva a nuestro mundo» (pags. 17 a la 36):

1) Poca valoración social de la religión.
2) Exaltación de la libertad y del bienestar material.
3) Predominio de una cultura secularista.
4) Del subjetivismo al relativismo.
5) La cultura del «todo vale».
6) Nuestra propia responsabilidad.
7) Razones para la esperanza.
8) Realismo y confianza: testigos de misericordia.
9) Fieles a la misión recibida del Señor.
10) Donde está la desilusión, sobreabunda la esperanza.

2. Juntamente a este material, también se debe leer y comentar la interpretación que de él hace nuestro obispo Mons. Amadeo en el capítulo II de su Carta Pastoral, «Hagamos juntos una mirada compasiva a nuestro mundo» (Pags. 14 a la 20):

a. Mirada a la realidad en la que evangelizamos.
b. Una mirada desde Jaén a nuestro mundo.
c. También nosotros estamos en el punto de mira.
d. Con el mirar misericordioso y paterno de Dios.
e. Mirar al mundo con espíritu profético.

3. Dependiendo de las posibilidades de los distintos grupos de trabajo, se podría hacer también una sucinta consideración más concreta a la realidad diocesana. Como ayuda se proponen los siguientes datos:

Dimensión social

Sobre un territorio de 13.489 km², la Diócesis de Jaén, que coincide con la provincia del mismo nombre, alberga una población que supera en mucho los seiscientos mil habitantes, distribuidos principalmente en zonas rurales salvando de entre los 97 municipios que componen la diócesis, los seis mayores de veinte mil, y los quince que sobrepasan los diez mil. El 65’6 % de sus ciudadanos andan en edades entre los 16 y 64 años, el 16’2 de menos de 16 años, y el 18’3 que superan los 65.

Al tener una renta per cápita de las más bajas de España, acoge un número relativamente pequeño de población extranjera, que anda alrededor del 2’85 % del total de la población. Su origen mayoritario es el magrebí, seguido de los latino-americanos y europeos del este, y que vienen a trabajar principalmente en las labores del campo.

Las cifras económicas colocan a su población en los niveles más bajos tanto de España como de Andalucía. Solo llega al 70’0 % del PIB respecto a la nación, superando los niveles medios de Andalucía solamente cuatro municipios. También la tasa de desempleo es tan alta que llega al 34’85 %, solo es superada por dos provincias en el estado español. Eminentemente agrícola en régimen de minifundio, cuyo sector absorbe alrededor del 70 % de la población activa. Es la primera productora en la geografía nacional de aceite de oliva, notándose en este sector un esfuerzo por la mecanización y comercialización. Junto al olivar, son los cereales, el territorio forestal, y el destinado a la ganadería, donde se encuentran las mayores áreas productivas. Y últimamente también va despuntando, a raíz de la declaración de los distintos parques naturales, el turismo de interior.

Comparando los distintos sectores en cuanto al número de empresas, se adquieren los siguientes datos:

– Agrícolas 19.182, que suponen el 51%.
– Ganaderas 3.500.
– Industria 2.541.
– Construcción 2.221.
– Servicios 13.701, que supone el 27%.

Población con niveles bajos de formación universitaria, que alcanza solamente el 8’75%, cuatro puntos menos que el resto del estado español. La infraestructura referida a autovías y ferrocarril es deficiente, quedando bastante aislada de los grandes centros comerciales del estado español. Como pobrezas materiales, aparte de las económicas propiamente, o como consecuencia de éstas, están el paro, la economía subvencionada, la emigración temporera, las drogas en sus distintas modalidades, las familias desestructuradas, el materialismo, el secularismo, y el subjetivismo.

Dimensión religiosa

Respecto a la vivencia religiosa, las últimas cifras recogidas en 2013 marcan un 72’4% de población católica con un porcentaje mayor de la media nacional de práctica religiosa, que se nota en la frecuencia de la asistencia a la eucaristía dominical (alrededor del 13%), en los niveles de compromiso en la declaración anual del IRPF (el 51’13%), en la demanda la clases de religión para los hijos de muchas familias (que superan el 80% del total), y con una fuerte implantación de la piedad popular, en donde hay que contar con casi cuatrocientas cofradías y ciento cincuenta grupos parroquiales. Destacan sobre todo las marianas, y de forma peculiar, aunque no exclusivamente, la devoción a la Virgen de la Cabeza en Sierra Morena.

Respecto a otras religiones, existen 48 lugares de culto evangélicos, 14 islámicos, 13 testigos de Jehová, entre otros minoritarios.

La diócesis está atendida por 201 parroquias que forman sus 15 arciprestazgos, con 257 sacerdotes, diocesanos y religiosos, con algún tipo de cargo pastoral. Tiene religiosos y religiosas tanto de vida activa como contemplativa, numerosos catequistas, agentes de la caridad, movimientos cristianos, cofradías, compromisos con el tercer mundo tanto por medio de personal como de aportación material.

Las cifras de sacramentos oscilan entre 5.500 y 6.500, excepto los matrimonios canónicos que manifiestan una fuerte bajada en los últimos años, sobre todo en los núcleos urbanos. Aunque ya se ha apuntado la existencia de una gran Piedad Popular, ésta se encuentra encerrada solamente en tradiciones con carencia de vida interior, y con poca trabazón comunitaria. Dentro de ella destacan de modo especial las cofradías tanto penitenciales como de gloria.

Ante este panorama, va costando mucho superar una pastoral de cristiandad centrada casi exclusivamente en la sacramentalización, en el «siempre se ha hecho así», en la valoración de las actividades religiosas más que en el encuentro con Cristo, y la ausencia del acompañamiento en el proceso de maduración en la fe. Con todo, la mayoría de las familias siguen pidiendo a las pocas semanas del nacimiento de sus hijos el bautismo para ellos, con la conciencia de hacer algo bueno desde su fe, y luego sin dificultad, los presentan en la parroquia para la catequesis con vistas a la «Comunión».

Existen brotes, aunque pequeños todavía, que apuntan ya a una pastoral «en salida» dentro de algunos grupos, movimientos, y parroquias: esfuerzos por la formación cristiana, trabajo con adolescentes y jóvenes, movimiento del profesorado cristiano y concretamente en el encargado de impartir las clases de religión dinamizando actividades dentro y fuera del aula, el COF, la plataforma de acompañamiento a la mujer embarazada, la pastoral penitenciaria, la mayor concienciación de una caridad que no se contenta sólo con la dimensión asistencial sino que se va embarcando en proyectos de desarrollo, y el compromiso misionero con el tercer mundo.

Algunos de los datos recogidos en 2013 sobre centros asistenciales de titularidad católica pueden ser entre otros, los 27 institutos católicos de educación, y los 34 de beneficencia, junto con las 150 Cáritas parroquiales e interparroquiales.

Cuestionario

Después de estas informaciones necesarias para llegar a esa mirada compasiva de la realidad, convendría que cada grupo de trabajo, y en un verdadero diálogo, respondiera a las siguientes cuestiones que serán recogidas como conclusión de la primera parte del trabajo:

1. ¿En qué medida cada uno de estos rasgos marcados por nuestros obispos afectan a cuantos viven en nuestra sociedad cercana, tanto en pueblos como en ciudades? 2. ¿Estamos reaccionando con verdadera respuesta misionera?, o por el contrario, ¿seguimos haciendo igual como si todo siguiera como siempre? 3. Sugerir algunos objetivos, criterios, líneas de acción, que nuestro modo de hacer pastoral debería asumir en orden a una respuesta netamente misionera.

Segunda parte parte: analizar la realidad pastoral que se está llevando a cabo

Pasando al segundo bloque del PPD, se trata ahora de revisar la realidad pastoral que se está llevando a cabo a la luz de lo que se va descubriendo como más necesario y urgente, y como resultado del análisis de nuestra sociedad en general, y de la giennense en particular.

La pregunta básica desde la que partir podría ser:

Con lo que hacemos habitualmente, ¿estamos dando una respuesta suficiente a todas las sugerencias y urgencias que hemos descubierto en nuestra realidad?

Para que la reflexión esté suficientemente enriquecida, convendría leer el capítulo III de la Carta Pastoral, «Mirada a nuestra realidad pastoral para una conversión misionera», expresión tan utilizada por el papa Francisco en la EG (25).

  • Hagamos un ejercicio de sinceridad y verdad.
  • En el escenario de la parroquia.
  • No partimos de cero: es mucha la entrega y vitalidad con la que contamos.
  • El corazón de Dios, origen y fuente de la evangelización.
  • Con una mirada unitaria e integral.
  • Hagamos una reflexión sin límites, para un sueño misionero sin límites.

Para superar una visión llena de tópicos que nos lleven a al maximalismo del «todo lo hacemos bien», o a la visión negativa en que no seamos capaces de ver lo positivo que hay en la realidad pastoral, se propone en la Carta Pastoral del sr. Obispo D. Amadeo, un Esquema para evaluar proyectos pastorales básicos (pág. 30 a la 42).

Cuestionario

Con todo lo anterior asumido y dialogado, se responden las siguientes cuestiones que sirven de conclusión a esta segunda parte:

1. ¿Hay verdadero deseo en nosotros de una conversión espíritu y pastoral? 2. ¿Qué habría que cambiar en nuestros hábitos, actitudes, estructuras, servicios pastorales etc., en orden a una verdadera transformación misionera de nuestras parroquias? 3. ¿En qué ámbitos de acción pastoral tendríamos que incidir para hacer posible esta renovación?

Nota: acentos transversales

Como acentos transversales que pueden ayudar a la reflexión personal previa a las aportaciones compartidas en los grupos para iniciar el proceso de renovación espiritual y pastoral, se proponen los tres siguientes, y que han resultado en parte del material recogido de las aportaciones hechas por los distintos arciprestazgos y delegaciones episcopales. No son conclusiones, sino que se sitúan al nivel de la sugerencia, después de ver la realidad pastoral:

La santidad

«En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace infalible «in credendo». Esto significa que cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la Salvación» (EG 119).

«La santidad no se compra. Ni la ganan las mejores fuerzas humanas. No, la santidad sencilla de todos los cristianos, la nuestra, aquella que debemos hacer todos los días es un camino que se puede hacer sólo si lo sostienen cuatro elementos imprescindibles, a saber: coraje, esperanza, gracia y conversión» (Homilía en Santa Marta el 24 de mayo de 2016).

Es la clave de toda la vida cristiana, y consiste en hacer lo que Dios quiere, respondiendo a su llamada. Por tanto, no es un estado, sino un camino.

Para los niños

1. Seguimiento con los padres de los niños de catequesis, no sólo con doctrina teórica y conocimientos, sino con experiencias de fe.

2. Pastoral pre-sacramental en clave de Iniciación cristiana.

3. Insistencia en el Itinerario de Iniciación Cristiana: sus pasos y celebraciones.

Para adolescentes y jóvenes

1. Mayores momentos de espiritualidad, con propuestas de retiros adaptados.

2. Experiencias de momentos de oración y alabanza en la naturaleza.

3. Propuesta de modelos de referencia entre los santos reconocidos por la Iglesia: testigos de la fe.

Para adultos

1. Propuestas de experiencias de oración y espiritualidad.

2. Proyectos de compromiso con los pobres y excluidos.

3. Formación integral para los Cofrades:

  • Con transmisión de conocimientos.
  • Celebraciones en torno a la oración.
  • Proyectos compartidos de caridad.

4. Exposición y estudio de la Amoris Laetitia como propuesta de camino de santidad en la vida familiar, mirando a:

  • Los agentes de la pastoral familiar.
  • Las escuelas de padres.
  • Y a unas Jornadas parroquiales o arciprestales sobre el tema.

La caridad pastoral

«Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga su primera misericordia. Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida de la fe de todos los cristianos, llamados a tener los mismos sentimientos de Jesucristo (Flp 2,5)» (EG 198).

Muchos podrían ser los caminos que se abren en una planificación pastoral para la Diócesis de Jaén. Dependiendo de la distinta realidad manifestada en la variedad de las parroquias que componen la Diócesis, de los movimientos que en ella caminan, y de las posibilidades reales que en cada unas de ellas se dan, se podrían apuntar algunas líneas de acción prioritarias para el presente curso por parte de los Consejos Parroquiales, Arciprestales, y de los diversos grupos:

1. Adquirir una mirada capaz de descubrir las nuevas pobrezas que se están dando en las periferias de la sociedad. Y al mismo tiempo ir descubriendo los nuevos samaritanos que existen. En este caminar pueden implicarse de forma especial los grupos de Cáritas y de Catequesis tanto de niños como de adultos.

2. Hacer asequible la Doctrina Social de la Iglesia a través del Compendio, promoviendo grupos sensibles en este aspecto dentro de la parroquia o del arciprestazgo.

3. Elaboración de proyectos sociales de largo alcance que faciliten el paso de lo asistencial a lo promocional, siempre en coordinación con Cáritas Diocesana. Trabajar la conciencia social entre los cristianos como consecuencia del Evangelio y del diálogo con la sociedad.

4. Propuestas concretas para vivir de forma comunitaria las obras de misericordia, no como actividades aisladas, sino como expresión de que toda actividad sea movida por el principio de misericordia.

5. Elaboración de subsidios litúrgicos claramente evangelizadores.

6. Mayor acogida a los inmigrantes. Escuela para enseñar la lengua castellana, y la ayuda en los trámites burocráticos.

7. Fortalecer los itinerarios de acompañamiento a los que están en proceso de maduración en la fe.

8. Actividades referentes al diálogo entre Fe y Cultura.

La pastoral juvenil

«La pastoral juvenil, tal como estábamos acostumbrados a desarrollarla, ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas» (EG 105).

Por ser una etapa clave en el crecimiento de la persona, sometida actualmente a profundos y rápidos cambios, los jóvenes precisan de un acompañamiento especial en estos años. Algunos pasos en los que convendría insistir:

1. Acompañamiento cercano a los jóvenes por parte de sacerdotes, catequistas, monitores y profesores cristianos, sobre todo los de religión, y los de colegios de inspiración católica.

2. Propuestas de vida asociativa, cuando los jóvenes cristianos, por vivir la fe, sienten un especial aislamiento respecto a los de su misma edad.

3. Creación de momentos de encuentro entre los jóvenes del mundo rural.

4. Creación de círculos intelectuales de diálogo entre la razón y la fe. Acogida de los universitarios «Erasmus», y de los jóvenes inmigrantes.

5. Ofertas concretas en el compromiso social dentro del mundo del dolor y del sufrimiento.

6. Propuestas de contacto con la naturaleza y el medio ambiente.

7. Espiritualidad:

  • Seguir ofreciendo el Adoremus, también como experiencia arciprestal.
  • Seguir ofreciendo la Feria Vocacional, con una presencia motivadora.
  • Organización de vigilias de oración.
  • Dinamización de la Vigilia de la Inmaculada.

8. Cuidado y acompañamiento de los grupos juveniles de las cofradías.

9. Amplia campaña del Seminario que no quede encerrada ni en una semana ni sólo en los seminaristas. Participando sacerdotes y padres cristianos.

10. Establecimiento de grupos de padres de adolescentes y de acompañantes laicos. Formación de sus componentes.

Metodología de trabajo en los grupos

Para llevar a cabo este trabajo de forma reposada y participada, se dispone de todo el presente curso, implicando a los diocesanos en toda su variedad, como bien se insiste en la Carta Pastoral con la expresión «sinodalidad como método de vida y acción».

Al mismo tiempo que se va avanzando en la reflexión para dar respuesta a las cuestiones, los participantes van interiorizando en un proceso de conversión desde diversas dimensiones:

  • Conversión pastoral y misionera. Hacia una Iglesia en salida, con cristianos abiertos a su entorno.
  • Conversión en sinodalidad. En la que todos están llamados a desempeñar un modo de ser y de actuar.
  • Conversión en proceso. Porque se trata de un camino.
  • Conversión en la caridad. Salir para mostrar la alegría de Jesucristo como gran expresión de amor.
  • Conversión en espiritualidad. Es el Espíritu Santo quien va dirigiendo a esta Iglesia Diocesana, por eso se ha de comenzar orando, y en ella permanecer a los largo del proceso.

Para llevar a cabo este modo concreto de trabajo en común, se indican los siguientes pasos necesarios:

  1. Hacer en cada lugar una presentación general de PPD, partiendo con claridad de su objetivo general, y definiendo bien sus dos partes.
  2. Proponer el trabajo concreto y programado en todas y cada una de las parroquias, y dentro de ellas, a los distintos grupos y asociaciones.
  3. Disponer de un ejemplar de la EG, y del Plan Pastoral de la CEE y de la Carta Pastoral de Mons. Amadeo Rodríguez. Sobre ellos se ha de trabajar.
  4. Comenzar con un encuentro de oración. Para ello se ofrece un posible modelo en el ANEXO.
  5. Establecer un calendario de reuniones facilitando la reflexión personal, de modo que los asistentes dispongan de tiempo y de capacidad de reflexión.
  6. Proponer una metodología de trabajo asequible a todos los participantes.
  7. Elegir un secretario en cada grupo para que vayan recogiendo las distintas aportaciones y, después de terminar cada uno de los bloques, enviarlas a la Vicaría de Pastoral, y desde donde se harán públicas para el enriquecimiento de todos los diocesanos.
  8. Crear un ambiente de espiritualidad, ya que no se trata de una estrategia, sino de un aprendizaje para descubrir una Iglesia en salida (EG 20-24). Y en esto, como dicen nuestros obispos: «todos somos pobres hombres y mujeres, ignorantes y pecadores, necesitados de la gracia y de la misericordia de Dios».
  9. Sobre la marcha de los distintos grupos de reflexión, tratar en las reuniones de sacerdotes y de los consejos de pastoral arciprestales, allí donde existan.
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